jueves, 17 de julio de 2014

La fuerza mental, mi asignatura pendiente

El domingo pasado concluí el primer mesociclo de la preparación para la Maratón de Castellón. Salvo los madrugones para entrenar algunos días, he de decir que estoy bastante contenta con cómo me ha ido, no sólo a nivel de cardio, sino por las excelentes sensaciones.

El lunes comencé la primera semana del segundo mesociclo. Como viene siendo habitual, ésta es una semana de carga, y, aunque me pilla justo después de una semana de recuperación, en la que he conseguido recargar tanto la batería física como la batería mental, he de decir que en los últimos días me han venido a la mente ciertas dudas o temores, que supongo que serán normales para alguien que, como yo, se enfrenta por primera vez a una prueba de semejantes características.
Me explico mejor: Lo cierto es que tengo la total certeza de que, a nivel físico, estoy haciendo una preparación perfecta, y tengo claro que, si las lesiones me respetan, llegaré muy fuerte al día D. Lo que no tengo tan claro es si mi mente está entrenando tan bien como mi cuerpo, es decir, si seré capaz ese día de afrontar mentalmente una prueba de semejantes características.

Esta duda viene motivada, en parte, porque, desde niña siempre he confiado bastante poco en mi misma y en mis posibilidades de conseguir grandes cosas. Y también en mi propia experiencia en carreras en las que la mente me ha jugado muy malas pasadas y la experiencia en las mismas ha sido nefasta.
Ojalá pudiera decir que he disfrutado todas y cada una de las pruebas que he disputado, pero lo cierto es que no. Mi último recuerdo desagradable no queda muy lejos: XVII Media Maratón Ciudad de Alcázar- Memorial Mariano Rivas Rojano. La prueba formaba parte del Circuito de Carreras Populares de Ciudad Real-Trofeo Diputación Provincial 2013, en el que participé el año pasado y en el que conseguí una nada despreciable sexta posición de la categoría Veteranas A, pese a haber participado sólo en 12 de las 16 pruebas de las que consta el Circuito. A priori era una Media fácil: circuito llano,primeros de Octubre como fecha ideal para correr (sin demasiado frío ni demasiado calor) y una preparación que auguraba mejorar bastante mi mmp en esta distancia. Me encontraba fuerte a nivel físico y preparada de nuevo para volver a subir de nuevo al podio alcazareño. Lo malo es que mis compañeros de club, que habitualmente se incribian conmigo a todas las pruebas, en esta ocasión habían optado por participar en otra carrera, así que me tocaría ir sola. Cuando quedaban dos semanas para disputar la prueba, me llevé la grata sorpresa de que no me tocaría pegarme el viaje hasta Alcázar en solitario, puesto que un amigo mío había decidido participar en la misma. La cosa pintaba muy bien, y el plan era perfecto: iba a volar en Alcázar, pero a última hora sucedió algo inesperado. Mi amigo y único acompañante me comunica dos días antes de la carrera que no podrá acompañarme, que le ha surgido un imprevisto ese fin de semana y que le va a ser imposible correr el domingo en Alcázar. Y creo que ése fue el detonante de la catástrofe de carrera que hice el 6 de Octubre. Ya no me apetecía ni correr, aún así me pegué el viaje de 100 kilómetros hasta allí sola y decidí que ese día saldría una gran carrera y metí la pata hasta el fondo. Quería demostrarme a mi misma y al resto del mundo que era la mejor y conseguí hacer un ridículo espantoso. Salí a un ritmo más rápido del que había entrenado y preparado la prueba y, a partir del kilómetro 12 las sensaciones comenzaron a ser horrorosas. Me había equivocado de lleno en la estrategia de carrera, pero ya había que aguantar hasta el final, como fuese. Así que intenté reponerme un poco y seguir corriendo. Pero en el kilómetro 16 volví a "pinchar", y esta vez, sí que  no hubo manera de reponerme. Las ppm iban por encima de 190 y las sensaciones eran horribles, tanto que en los últimos kilómetros me tocó bajar el ritmo hasta 30"/km para poder acabar la prueba, aunque lo que de verdad quería era pararme, quitarme el chip y dejar de correr. Para colmo en el kilómetro 20 vi como me pasaba una de mis grandes rivales del circuito, intenté seguirla pero me fue imposible. En ese momento me di cuenta de que el podio se me acababa de escapar por imbécil, no sé de dónde saqué las fuerzas para continuar y cruzar el arco de meta.

La foto de mi llegada lo dice todo: Malestar físico y mental, pero sobre todo decepción conmigo misma, por no haber corrido como debía haberlo hecho.




No mejoré mi mmp, y lo peor de todo fue mirar la clasificación general y ver como la tercera posición se me había escapado por tan sólo 54", o más bien por mi mala cabeza. 

Tardé mucho tiempo en recuperarme de esa carrera y no sólo a nivel físico, sino a nivel mental. Creo que supe que había superado lo que pasó ese día cuando volví a enfrentarme a una distancia similar, un mes y medio más tarde, esta vez con bastantes mejores sensaciones.

Lo que me enseño esa carrera es que no sólo se corre con las piernas, sino también con la cabeza. Uno de mis grandes retos el 7 de Diciembre es mantenerme firme en mis propósitos, y salir a correr incluso más lenta de lo que estime que esté preparada. No voy a ganar nada si salgo más rápida y lo que puedo perder es bastante. 
Sólo espero que estas 25 semanas de preparación y el recordar malas experiencias como ésta sirvan como el mejor de los aprendizajes. Hay mucho en juego...

Por último, quiero dar las gracias a Jose Manuel, lector habitual de mi blog (gracias a Josep), que en su último comentario me hizo llegar el enlace de un vídeo muy chulo y que me ha encantado. Lo cierto es que lo he visto unas cuantas veces, porque creo que la protagonista del vídeo y yo, tenemos un sueño en común. Lo comparto por si algun@ de vosotros aún no lo ha visto y le apetece hacerlo.




Sólo espero que después del 7 de Diciembre, Cristina Mitre y yo tengamos algo más en común. Aunque lo cierto es que con hacerlo la mitad de bien que ella me daría por satisfecha. 

Y me quedo con una frase del vídeo que me ha encantado y que dice algo así como : "Debes darte la oportunidad a ti misma de demostrarte que eres capaz de hacer muchas más cosas de las que piensas".

lunes, 7 de julio de 2014

Yo soy una mujer que corre

Ayer concluí con total normalidad mi tercera semana de preparación del Maratón de Castellón. Y mañana comienza la última semana que cerrará el primer mesociclo y que, como no podía ser de otra manera, es de recuperación. Así que hoy empiezo recuperando, o sea, descansando, y aprovechando que tengo un poco de tiempo libre, he decidido ponerme a escribir y describir un poco cuáles han sido mis sensaciones en estas primeras semanas de camino hacia mi gran sueño.

La tónica general de estos días ha sido la normalidad. Las semanas las he completado de la siguiente manera:

- Semana 1 ( 16-06 al 22-06 ) : 51,2 kilómetros

- Semana 2 ( 23-06 al 29-06 ) : 59,8 kilómetros

- Semana 3 ( 30-06 al 6-07) : 53,4 kilómetros

En total salen 164,40 kilómetros, que, unidos a los que haré en esta semana, que calculo que saldrán en torno a 37 kilómetros, suman un poco más de 200, lo que considero un muy buen promedio, teniendo en cuenta que estamos en verano y en el primer mesociclo.

No voy a describir con más detalle el trabajo semanal. Espero y deseo que sea Josep quién lo haga en su blog, porque a él se le entiende de maravilla, y a mi, pues seguro que no tanto, y como estamos siguiendo una planificación idéntica, será él quién se encargue de esta tarea, y yo me centraré más en contar cuáles son mis sensaciones durante estas semanas. Sólo diré que entrenamos seis días a la semana; que los entrenamientos, salvo uno largo en fin de semana, no suelen sobrepasar la hora de duración; y que, al menos en mi caso, no se me está haciendo nada duro tener que salir a entrenar casi a diario. Es más, en estas semanas, y pese a que algunos días me toca madrugar bastante para poder entrenar, he notado como, a nivel de ppm, estoy asimilando bastante bien los entrenamientos. Acostumbro a entrenar con pulsómetro y estos días la tónica general ha sido la de pulsaciones bajas en los rodajes y algo más bajas de lo habitual cuando hago intervalos a ritmos más exigentes, así que estoy bastante contenta, porque creo que, aunque, poco a poco, estoy progresando. Sólo espero mantener esta tendencia de aquí a que acabe la preparación, aunque esto es algo que no se puede preveer, así que me dedico a disfrutar el día a día, que, cuando quiera darme cuenta estaremos a 7 de Diciembre y todo esto habrá acabado, así que no quiero perderme ni un sólo instante de estas semanas, en las que, tendré días buenos y otros no tanto.

He decidido aprovechar esta entrada para hablar de un tema un poco "tabú" y que sólo las mujeres conocemos a las mil maravillas: el ciclo menstrual. Algunas además tenemos que sufrirlo haciendo deporte, y, aunque en ocasiones esta semana podría aprovecharse para recuperar, por temas de calendario de competición no siempre es posible. Si ya de normal a los hombres se os hace duro un entrenamiento de calidad, imaginaos a una mujer que esa semana está en esos días tan delicados.

Voy a intentar hablar del tema sin complejos, aunque me resulte difícil porque soy un poco tímida, pero quiero acercaros un poco mi experiencia personal en la que no todas las semanas en las que estoy en esos días tan malos me he tocado recuperar.

Como supongo que todo el mundo sabe, el cuerpo de una mujer pasa al mes por dos microciclos de aproximadamente catorce días (menstruación, formación de óvulo y conversión de dicho óvulo en fértil en el primer microciclo, y eliminación de ese óvulo en el segundo microciclo). Durante ese segundo período del mes, la mujer aumenta la producción de hormonas, suele tener más cambios de humor y está especialmente sensible a ciertas cosas. Hay estudios que dicen que cuando comienza a menstruar suele producirse una liberación a todos los niveles y que es cuando mejor se encuentra una mujer. Pues desde luego a mi no me han preguntado para hacer ese estudio porque en mi caso sucede justo lo contrario.

Yo sufro esos día de bastante debilidad tanto a nivel físico como a nivel mental. A nivel físico suelo aliviar los síntomas ingiriendo anti-inflamatorios, porque los dolores son tan fuertes que, de otro modo, no podría ni levantarme de la cama. También tomo suplementos de hierro para evitar que la pérdida de fluidos no me produzca una anemia por el descenso de ferritina en sangre que yo tiendo a tener siempre en los valores mínimos. Pero a nivel mental poco o nada se puede hacer, aunque es cierto que desde que empecé a correr llevo bastante mejor lo de los cambios de humor repentinos, supongo que tendrá que ver con esa liberación de endorfinas que se produce durante el ejercicio físico. Aún así los dolores y la fiebre de por las noches durante los primeros días no me los quita nadie, pero bueno, eso también me pasaba cuando no corría, y es algo que se resuelve fácilmente a base de analgésicos.
Imaginaos como es un día en el que te toca hacer sesión de calidad y estás de bajón total, y encima con síntomas de debilidad física. La combinación es mortal y, o le pones mucha motivación, o el entrenamiento puede ser un completo fracaso. Desde mi propia experiencia, puedo aseguraos que esas sesiones salen, incluso a veces mejor de lo que esperabas, así que supongo que, en mi caso voy sobrada de esa fuerza de voluntad de la que muchas otras personas carecen.
Es más, incluso te podría tocar competir en esos días, y si ya una sesión de calidad se hace dura, una carrera os podéis imaginar que más aún. Y aún así ese día te puede salir la carrera de tu vida, mejorando incluso tu marca personal. Doy fe de ello.

Sólo espero que esta entrada no suene feminista y me refiero a que no pretendo que los hombres veáis a las mujeres deportistas como unas super-heroínas por no parar durante esos días pero sí que me gustaría que, si aún no lo habéis hecho, a partir de ahora las miréis de otra manera cuando os crucéis entrenando con alguna de ellas. Puede que ése no sea su mejor momento, puede que incluso se encuentre baja de fuerzas, pero aún así ahí está intentando hacer kilómetros y gastando zapatillas. Lo tenemos un poco más difícil que los hombres, pero eso no lo converte en imposible. Yo soy de las que piensan que si se quiere, se puede.
Y cada vez que lo hago siento una enorme satisfacción de ver que cada vez somos más a las que un "mal día" no puede pararnos.