Hoy hace justo un mes en el que me percaté de que algo no iba del todo bien, y que esa molestia en el tibial, a la que en principio no le había dado mayor importancia, no sólo era una molestia, sino algo más grave.
Un mes que no ha sido nada fácil, puesto que para l@s que ya hayáis pasado alguna vez por algo parecido, sabéis de sobra la impotencia que las lesiones causan en las personas que las padecen. No sé si será generalizado para la práctica de cualquier deporte, pero la fisio que me ha estado tratando estas semanas, me ha dicho que la mayoría de corredores somos bastante impacientes, y que, a veces, ésa es la causa principal de que curar nuestras propias lesiones se demore más de lo que sería habitual en otra persona, puesto que llevamos fatal eso de dejar de correr (aunque sólo sea por unos días) y salimos a probarnos antes de tiempo, con lo que agravamos la lesión y eso conlleva una ralentización en el proceso de recuperación de la misma.
Yo, que siempre me he considerado una persona nerviosa, y más bien con poca paciencia, creo que esta experiencia ha servido para demostrarme a mi misma que, si se quiere, se puede. Parar de correr durante ocho días, no fue para mí nada fácil, aunque creo que lo peor fueron las dos semanas posteriores en las que, saliendo a trotar, por suave que fuera, la molestia no desaparecía por completo. Había días en los que, si bien durante el entrenamiento no notaba nada, era llegar a casa y notarme algo ahí. Otros días me pasaba a intervalos durante el entrenamiento: a veces molestaba al principio, otras al final, otras a la mitad, lo dicho, para mi era un auténtico suplicio salir a correr, puesto que me pasaba los treinta o cuarenta minutos que duraba el entrenamiento pendiente de mi pierna derecha de rodilla para abajo, y así, lo que debía ser una forma de despejarme y de disfrutar un rato al día, se convertía en "sufrimiento" y eso no podía ser para nada bueno. Hasta que un día decidí plantarme: Saldría a correr sin estar pendiente de mi pierna derecha, total, lo estuviera o no, si la molestia tenía que seguir allí, allí seguiría, pensara o no pensara yo en ella.
En mi última visita a la fisio, el 6 de Mayo, me dijo que ya podía empezar a correr normalmente, que las molestias al principio serían normales, y que tratase de no obsesionarme con ellas.
Pues bien, a día de hoy y justo dos semanas después de aquello, puedo decir que el de hoy ha sido mi séptimo entrenamiento sin molestias, que ya aguanto más de una hora corriendo suave y que incluso he podido correr algún kilómetro a ritmo de umbral, sin que el tibial se queje lo más mínimo, vamos con cero molestias. Aún no me lo creo. He pasado de salir a entrenar preocupada por si notaba algo o no, a salir a disfrutar corriendo otra vez. Ahora me centro mucho en mejorar mi zancada, dado que estoy casi segura de que ésa fue una de las causas principales de mi lesión.
Soy consciente de que esto no significa que esté recuperada al cien por cien, con lo que aún debo salir con precaución y no hacer ninguna "burrada" que podría suponerme dar un paso hacia atrás. También tengo claro que estos días de parón han hecho que mis ritmos de entrenamiento se resientan bastante, aunque esto es lo que menos me preocupa ahora, puesto que con el tiempo y el entrenamiento adecuado yo estoy segura de que volveré a recuperar el estado de forma que tenía antes de lesionarme. Ahora lo importante es que por fin puedo correr sin pensar todo el tiempo en el tibial, que vuelvo a disfrutar entrenando y todo lo positivo que la lesión me ha dejado; parece mentira, pero hasta de las malas experiencias se sacan cosas buenas.
La tendinitis me ha enseñado que las lesiones de este tipo no aparecen de la noche a la mañana, que nos van mandando señales que nos indican que algo no va bien, y que cuánto antes pongamos remedio a las mismas, menos tardaremos en volver a la normalidad. Las lesiones no se curan por arte de magia. La mayoría de las veces pasan por un parón forzoso, o, al menos, por una reducción considerable del volumen y de la intensidad de entrenamiento. Todavía no conozco a nadie que se haya curado de una lesión haciendo series, ni creo que lo conozca jamás, puesto que eso es imposible.
La clave de todo está en saber parar cuando notemos que algo no va bien, por duro y difícil que esto nos resulte. Hay un dicho popular que dice que "una retirada a tiempo es una victoria", y, en mi caso, creo que estoy muy cerca de lograrlo. El primer asalto lo perdí, pero los restantes los he ganado todos. Es éste el final de mi batalla???. En unos días tendré la respuesta a mi pregunta...